Cada vez se está invirtiendo más en algo tan importante y necesario como es la salud mental.
El estrés y el agotamiento se presentan como dos losas cuyo peso se ha visto incrementado a causa de la pandemia en la mayoría de trabajadores de cualquier sector. ¿Cuál es el panorama actual de la salud mental en la abogacía?
Creemos que es una buena forma de empezar el año hablando de un tema tan necesario como tabú aún hoy en día en la sociedad actual. Por suerte, cada vez lo es menos, y cada vez se está invirtiendo más en algo tan importante y necesario como es la salud mental.
La abogacía es una profesión que está bajo el yugo del estrés y la competitividad límite. Al fin y al cabo, los abogados, más allá de estar disponibles 24/7 para sus clientes, son conscientes de la importancia que tiene la toma de decisiones sobre la vida de sus representados. Por no hablar de vencimientos y señalamientos que se presentan como la espada de Damocles.
La OMS define la salud mental como «un estado de bienestar en el cual cada individuo desarrolla su potencial, puede afrontar las tensiones de la vida, puede trabajar de forma productiva y fructífera, y puede aportar algo a su comunidad».
La teoría es clara, sin embargo, al adentrarte en el día a día de miles de abogados, la realidad es que hay una delgada línea que se desdibuja entre el asumir un servicio legal y el vivir en una constante preocupación por sus casos. Esto no implica que la defensa de los casos se vea perjudicada, pero sí es innegable que la productividad y la toma de decisiones merma cuando una persona se ve afectada por el estrés.
Según la OMS el año 2030 batirá un récord en el que la primera causa de discapacidad en el mundo será a causa de los problemas de salud mental. Alarmante, ¿no?
El estrés y el agotamiento se presentan como dos losas cuyo peso se ha visto incrementado a causa de la pandemia en la mayoría de trabajadores de cualquier sector. Trabajadores y no trabajadores. ¿Cuál es el panorama actual de la salud mental en la abogacía?
Según un estudio publicado en 2016 por la American Society of Addiction Medicine, los problemas de salud mental que más se asocian a la abogacía son:
Un 11,5% de los participantes admitió haber tenido pensamientos suicidas en el transcurso de su vida laboral.
Diversos estudios demuestran que este problema no es propio únicamente de la abogacía en Estados Unidos, sino a nivel global. Cuidar la salud mental en la abogacía sigue siendo una asignatura pendiente.
El caso de Lukasik, un abogado procesalista estadounidense de éxito sufría presión en su trabajo. Comenzó a costarle concentrarse y a tener problemas de sueño, lo que acarreó una sensación de agotamiento constante. Con cuarenta años su terapeuta le aconsejó acudir a un psiquiatra y le diagnosticaron depresión.
Dejó durante tres meses el trabajo y logró paliar parcialmente la depresión gracias a la medicación, sesiones de terapia, ejercicio, una alimentación adecuada y el apoyo de su círculo cercano.
Joe Milowic, abogado de Nueva York, tras una vivencia similar a la de Lukasik, decidió crear Lawyer Depression Project, una web que ofrece asistencia a abogados estadounidenses en procesos de depresión, ansiedad y diversas enfermedades mentales derivadas del trabajo.
Tanto la salud mental en la abogacía como en cualquier otro ámbito, en primer lugar, para afrontar un bloqueo emocional se debe hablar de ello con franqueza, de forma natural y, sobre todo, sin estigmatizar la salud mental. Porque el primer paso para mejorar o ponerle solución es ser conscientes de que todos somos humanos y es posible que nos veamos sometidos en algún momento de nuestra vida a un momento de estrés o depresión. Es tan importante interiorizar esto como buscar ayuda tanto de profesionales como de nuestro entorno cercano.
Una de las principales actitudes que debemos modificar si queremos tener una vida plena y estable, es saber diferenciar entre entorno de trabajo y vida personal. Aunque haya profesiones que no contribuyan a esta separación, debemos ser capaces de crear espacios conscientes en los que el trabajo no se inmiscuya en los momentos de descanso que todos necesitamos para resetear.
Uno de los males del Siglo XXI es el famoso burnout, conocido como síndrome de estar quemado, padecida por muchos trabajadores cuando sufren estrés laboral crónico que se traduce en agotamiento generalizado.
Poner ciertos límites es una buena forma de escuchar a nuestro cuerpo y saber cuándo necesitamos un descanso para liberar una carga de estrés de trabajo prolongada y reconocer qué pequeños hábitos tenemos en nuestro día a día que podríamos modificar para sentirnos mejor.
Esto no implica rechazar las emociones negativas, que también son necesarias. Una buena fórmula es centrarse en el momento presente, evitando estancarnos mentalmente en el futuro o en el pasado. Enfocarnos cada día en las cosas buenas que nos hayan pasado, por pequeñas que sean, también es una buena forma de contribuir a una mentalidad positiva.
Lao-Tse, uno de los filósofos más relevantes de la civilización china citó: «Si estás deprimido, estás viviendo en el pasado. Si estás ansioso, estás viviendo en el futuro. Si estás en paz, estás viviendo en el presente».
Por ejemplo, cuidar nuestra exposición a las noticias, observar el contenido que consumimos es crucial para no contaminar nuestra mente con estímulos que puedan perjudicarnos. La información negativa no solo del exterior, sino también se aplica a nuestro discurso interno.
Lo mismo ocurre con las redes sociales. Las redes sociales hoy en día son un foco de inestabilidad ya que en gran parte solo muestran acontecimientos positivos y las personas tienden a comparar negativamente su vida con la de los demás, algo que siempre debe evitarse.
En palabras de Mario Alonso Puig (reputado médico especialista en cirugía general y del aparato digestivo y eminencia en el mundo de la inteligencia y la cognición humana) estudios científicos han demostrado que estar un minuto manteniendo un pensamiento negativo deja el sistema inmunitario en una situación delicada durante seis horas. Así de potente es la fuerza de la mente y de ahí la importancia de saber gestionar correctamente sentimientos como el miedo, la ira y la desesperanza.
Además de la información negativa, está demostrado que un hecho que no contribuye positivamente a la salud mental en la abogacía es no establecer límites entre los horarios de trabajo y descanso. Es necesario saber parar para retomar con fuerza.
Ser agradecido cada día por las cosas buenas que tenemos en la vida es la mejor terapia para sentirnos en paz y reducir los niveles de estrés.
Estar activo físicamente reduce el estrés y la depresión, mejora el estado de ánimo y nuestra salud. Tener buenos hábitos de vida como dormir lo suficiente también contribuye enormemente a nuestro bienestar. Tener una dieta saludable también disminuye la ansiedad y mejora el estado de ánimo porque nuestro organismo se encuentra equilibrado. Está demostrado que una mala alimentación puede causar ansiedad, inflamación y reducir la energía a diario.
El ser humano es un animal social, por lo que es importante tener relaciones saludables con las personas de nuestro entorno. Más allá de la relación que tenemos con nuestros familiares y amigos, siempre podemos crear otro tipo de vínculos con nuestra comunidad, por ejemplo siendo voluntarios para una organización local o unirnos a un grupo que practique una actividad afín a nuestros gustos.
Ya sea en el ámbito laboral o el personal, tener un propósito que nos ilusione siempre nos aportará enriquecimiento a nivel interno. Aprender un tipo de cocina nueva, explorar la espiritualidad, tener un hobby o vivir nuevas experiencias del tipo que sean nos permitirá pasar tiempo de calidad que después se convertirá en un estado de bienestar.
También llamadas habilidades de afrontamiento, son estrategias que podemos aprender para manejar los sentimientos y el estrés. Si somos capaces de aprenderlas e interiorizarlas, podemos hacer uso de ellas en cualquier momento y está demostrado que un uso regular de las mismas puede ayudar a prevenir el estrés antes de que nos invada.
La meditación es una disciplina diseñada para liberar la mente. Promover un estado de relajación plena y despejar la mente a través del sentir del cuerpo. Una buena opción en este sentido sería practicar yoga de forma habitual. Está demostrado que la meditación beneficia la toma de decisiones y el reconocimiento de las emociones.
El mindfulness es una práctica que cada vez ha cobrado más importancia en los últimos treinta años en Occidente. Vivimos hiper estimulados con las nuevas tecnologías y la sociedad y el ritmo vertiginoso al que ésta se mueve, inevitablemente nos conduce en ocasiones a cuadros de ansiedad. Lo que persigue esta práctica es «Prestar atención de manera consciente a la experiencia del momento presente con interés, curiosidad y aceptación». En otras palabras, la atención plena en el momento presente. El mindfulness mejora el rendimiento y la resolución de conflictos.
Las técnicas de relajación disminuyen la presión arterial y reducen la tensión muscular y el estrés. Existen multitud de técnicas de relación como la progresiva, las imágenes guiadas, ejercicios de respiración profunda, etc.
«Para mantener la salud, el ser humano debe tener un objetivo, un propósito en la vida que respete y por el que se sienta orgulloso de luchar. La inspiración en un ideal y en un propósito común es la mejor manera de ayudar a cada persona a soportar las penalidades.» Hans Selye – – Mario Alonso Puig (Ahora YO).
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